Cuello:
Los exámenes de cabeza y cuello deben complementarse
siempre dada la frecuencia con la que algunas lesiones de cabeza, la cara, o
cavidad bucal afecta a los ganglios linfáticos cervicales.
Se requiere particular destreza para examinar cuello,
pues músculos, capas aponeuróticas, estructuras cartilaginosas u óseas
enmascaran signos físicos, y ellos mismo resultan fáciles de confundir con
procesos patológicos.
Inspección:
§
Forma
§
Tamaño
§
Piel
§
Adenopatías
§
Masas
§
Simetría
§
Hinchazón
§
Pulsaciones
§
Fistulas
§
Limitación
de movimiento
Es importante identificar las siguientes estructuras:
musculo esternocleidomastoideo, la tráquea, cartílago tiroides, hueso hioides y
sus astas mayores, la clavícula y las pulsaciones del bulbo carotideo y de la
tercera porción de la arteria subclavia.
Palpación:
Esta debe efectuarse con la superficie palmar de los
dedos.
Masas:
§
Localización, tamaño,
consistencia.
§
Las masas en cuello pueden
empujar la tráquea hacia un lado.
§
Identificar los cartílagos tiroides y
cricoides.
Tráquea:
§
Palpe cualquier desviación y
sensibilidad.
§
Palpe el espacio entre la tráquea
y el musculo esternocleidomastoideo de ambos lados.
Ganglios
linfáticos cervicales:
§
tamaño,
§
forma,
§
delimitación,
§
consistencia,
§
movilidad y
§
sensibilidad.
Se palpa con los pulpejos de los dedos segundo y tercero con un
movimiento rotatorio suave. Los ganglios sensibles señalan inflamación y los
duros o fijos indican malignidad. La linfadenopatia difusa origina sospecha de
infección por VIH.
Glándula
tiroides:
El tiroides normal suele ser
palpable en personas delgadas, a cada lado de la tráquea, como masa firme y
lisa que se con los movimientos de la deglución, en personas obesas o de cuello
corto quizá no se perciba. Cuando se observa aumento del volumen del tiroides
hay que determinar:
§
Forma
§
Extensión
§
Consistencia
§
Vascularización
Lesiones del
tiroides:
Bocio: crecimiento de la glándula tiroides. Esta puede ser
a expensas de un lóbulo, del istmo, de ambos lóbulos o de la glándula en total.
A esta situación también se le conoce como tiromegalia.
Cáncer de
tiroides: este puede iniciar como un
nódulo solitario. Es una glándula dura, pétrea con metástasis a los ganglios
cervicales. Adherido a los tejidos subyacentes. Esta patología puede provocar
ronquera, compresión del esófago (disfagia) o compresión de la tráquea
(disnea).
Hipertiroidismo: los signos del hipertiroidismo pueden ser tan
manifiestos que resulten evidentes, o hallarse tan enmascarados que escapen a
la atención de quienes no sean clínicos muy experimentados.
El signo del hipertiroidismo
que puede descubrirse en la propia glándula es el aumento de la
vascularización. Son clásicos el thrill palpable y el soplo audible, pero solo
existen en casos muy avanzados.
Los signos de
hipertiroidismo no se limitan al examen local. También si la glándula es
nodular, parece normal o esta hipertrofiada de manera difusa, hay que vigilar
los signos oculares, el temblor, el calor, las manos húmedas, la piel fina con
su dermografismo y el pulso saltón por presión diferencial alta.
La exoftalmia es signo
eventual. Generalmente bilateral, puede ser monolateral. Los diversos signos
especiales asociados con exoftalmos dependen de la posición anormal del globo
ocular.
Triada de la enfermedad de
Graves:
§
Bocio
§
Hipertiroidismo
§
Exoftalmos
Hipotiroidismo:
Tiroiditis: por examen físico pueden reconocerse cuatro tipos
diferentes:
Tiroiditis
supurativa aguda (bacteriana): la
glándula tiroides es afectada raramente por una infección bacteriana
específica. Esta puede ser secundaria, e inflamación de boca, amígdalas, o
nódulos linfáticos cervicales. Las manifestaciones son fiebre,
hipersensibilidad sobre la glándula, y raramente supuración. Puede afectar la
tiroides tuberculosis o infección por hongos.
La terapéutica
antibacteriana específica suele curar, pero puede ser necesaria la evacuación
quirúrgica.
Tiroiditis
subaguda no especifica: este trastorno se observa
mucho mas frecuentemente en mujeres que en varones. El principio es súbito, con
dolor de garganta, cuello y glándula tiroides. La glándula esta aumentada de
volumen, dura y muy dolorosa a la
palpación, sobre todo en las primeras etapas. El proceso suele ser difuso, pero
puede afectar más intensamente a un lado que a otro. La hipersensibilidad y el
comienzo brusco muchas veces después de una inflamación de vías respiratorias
altas, son datos diagnósticos importantes.
Bocio de
Riedel: el comienzo es insidioso;
los primeros síntomas son de compresión traqueal progresiva. La glándula esta
substituida por tejido fibroso denso y duro, que suele causar hipertrofia
irregular. La consistencia de la glándula es tal que el proceso no suele
poderse distinguir de un cáncer. Puede requerirse una operación para aliviar la
compresión de la tráquea o excluir el cáncer.
Bocio de
Hashimoto: el primer síntoma suele ser
la presencia de una masa en el cuello. La glándula esta aumentada de tamaño en
forma difusa, pero no uniforme y tiene consistencia dura de caucho. Son
frecuentes los síntomas de hipertiroidismo ligero. El trastorno puede ocurrir a
cualquier edad, pero es más común en mujeres de mediana edad. A veces puede ser
difícil distinguir el bocio de Hashimoto del cáncer. El padecimiento responde a
menudo a la administración de hormona tiroidea, pero puede requerir operación
para aliviar los síntomas de presión o excluir el cáncer. Debe evitarse la
cirugía radical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario